Nadie hizo caso a las advertencias de la OCDE cuando todo “iba bien” y parecía que nunca se iba a acabar.
Cuando entramos en la CEE en 1986 pusimos el culo para reducir la agricultura, la ganadería y la siderurgia y la mano para recibir fondos para hacer cursillos de reciclaje y alguna que otra obra pública. El turismo iba bien y la industria la buscamos auxiliar (ensamblar y montar) nada de I+D. Servidor es consciente que los estropicios de los aprendices y contratados en prácticas eran documentación para cobrar un subvención de I+D (Investigación + Desarrollo). Es decir seguía funcionando el “que inventen ellos”.
En esa época, la mayor parte de los ingresos de los municipios eran el IAE de los comercios, bares y restaurantes. Con eso se financiaba los servicios básicos que son sus competencias: basuras, iluminación y asfaltado de calles, etc. Con la llegada de los tatcherianos del despreciable bigotes -quien sea fan de ese personajillo debería revisar la prensa y ver que lo poco que tiene que ver con los conservadores alemanes de Merkel y que a Tatcher la echó... ¡su propio partido!-, volviendo, con el bigotes se fomentó el tocho, el ladrillo y los ingresos de muchos ayuntamientos pasaron de ser IAE de consumo (bares y comercios) a licencias de obras. Si algún concejal se oponía se le regalaba un piso, una casa y/o una prima en dinero y listos. Así se recalificaban zonas de interés natural y paisajístico. El coste de estos sobornos se cargó directamente en el precio de los pisos. Además para estas obras no se usó los 2 millones de parados fijos que tiene España sino que trajimos mano de emigración más barata y dócil.
Así hemos llegado a como hemos llegado. Los ayuntamientos han dejado de ingresar por licencias de obras y hace mucho que IAE de algunos tipos de negocio no ingresan porque se modificó la ley. Además hay tantos locales cerrados...
Cuando entramos en la CEE en 1986 pusimos el culo para reducir la agricultura, la ganadería y la siderurgia y la mano para recibir fondos para hacer cursillos de reciclaje y alguna que otra obra pública. El turismo iba bien y la industria la buscamos auxiliar (ensamblar y montar) nada de I+D. Servidor es consciente que los estropicios de los aprendices y contratados en prácticas eran documentación para cobrar un subvención de I+D (Investigación + Desarrollo). Es decir seguía funcionando el “que inventen ellos”.
En esa época, la mayor parte de los ingresos de los municipios eran el IAE de los comercios, bares y restaurantes. Con eso se financiaba los servicios básicos que son sus competencias: basuras, iluminación y asfaltado de calles, etc. Con la llegada de los tatcherianos del despreciable bigotes -quien sea fan de ese personajillo debería revisar la prensa y ver que lo poco que tiene que ver con los conservadores alemanes de Merkel y que a Tatcher la echó... ¡su propio partido!-, volviendo, con el bigotes se fomentó el tocho, el ladrillo y los ingresos de muchos ayuntamientos pasaron de ser IAE de consumo (bares y comercios) a licencias de obras. Si algún concejal se oponía se le regalaba un piso, una casa y/o una prima en dinero y listos. Así se recalificaban zonas de interés natural y paisajístico. El coste de estos sobornos se cargó directamente en el precio de los pisos. Además para estas obras no se usó los 2 millones de parados fijos que tiene España sino que trajimos mano de emigración más barata y dócil.
Así hemos llegado a como hemos llegado. Los ayuntamientos han dejado de ingresar por licencias de obras y hace mucho que IAE de algunos tipos de negocio no ingresan porque se modificó la ley. Además hay tantos locales cerrados...
© Manel Aljama (septiembre 2009)
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